Historia del Cálamo
Cuando se inventó la escritura, los primeros textos se escribían esculpiendo superficies con herramientas de tallado o estiletes. Estos métodos producían textos excesivamente pesados y frágiles (al estar tallados en arcilla), nada portátiles (tallados en piedra) o difíciles de crear (requerían cierta técnica). Por eso, los pueblos antiguos trataron de encontrar mejores formas de escribir.
El método más fácil era usar herramientas que escribiesen con pigmento y dejasen un trazo en la superficie. Una de las herramientas de escritura más antiguas en emplear pigmento líquido fue el cálamo o pluma de caña.
Evolución del Cálamo
La pluma de caña está hecha de una sola pieza de caña con punta cuadrada y cortada de manera oblicua. Los primeros en usar plumas de caña fueron los escribas del Antiguo Egipto en el siglo IV a.C. para escribir sobre papiro. Sumergían el cálamo en tinta y ésta retenía una pequeña cantidad de tinta en el corte de la punta.
Las plumas de caña son más rígidas que las plumas de ave y pierden su punta afilada con bastante rapidez. Por ese motivo fueron reemplazadas por plumas en cuanto se conocieron sus ventajas, sin embargo, en algunos lugares continuaron siendo populares hasta la Edad Media. La caligrafía árabe fue una de las guardianas de su uso y hoy en día se continúa empleando de forma tradicional. Su trazo ancho con forma romboidal es muy apreciado desde antiguo por el especial trazo que confiere a la letra. En las escrituras islámicas Dios se dirige a Mahoma de esta forma:
¡Lee! Tu Señor es el Dadivoso, que ha enseñado el uso del cálamo, ha enseñado al hombre lo que no sabía.
Fabricación de un Cálamo
Para hacer una pluma de caña, los escribas cogían un trozo de caña de unos 20 cm. de longitud. La sección debía estar entera y no tener ningún desperfecto o tara visibles. El extremo que era cortado para formar la punta, se dejaba sumergido en agua durante algún tiempo para que no se astillara al ser cortado.
Con una serie de cortes se tallaba el plumín del cálamo hasta que estuviese lo suficientemente plano y puntiagudo. La parte puntiaguda se cortaba no muy lejos de la punta para formar un extremo cuadrado adecuado para escribir. Al final, realizaban un corte (que sostenía la tinta durante la escritura) desde la punta de la plumilla y la alargaban hasta que tuviese la longitud adecuada (pero no demasiado porque la pluma podría romperse).
Debido a las particularidades de su fabricación, el cálamo deja un trazo grueso. Esto deriva en la necesidad de una tipografía más voluminosa para hacerla legible. Dicha limitación es producto de la forma cuadrada (en vez de en pico) de su punta. Otra característica a destacar es la frecuente necesidad de ser mojada. A pesar de que su creador sea alguien extremadamente experimentado, la cantidad de tinta que es capaz de retener este instrumento es notablemente inferior a otras plumas.
La habilidad para confeccionar plumas de caña de calidad era muy importante para los escribas porque, como ya hemos comentado, las plumas de caña no solían durar demasiado.
Planta de Cálamo y Etimología
En español la pluma de caña, recibe su nombre de un tipo de planta que crece en las orillas de zonas húmedas llamada cálamo. Realmente la herramienta de escritura se fabricaba de cualquier tipo de tallo cañizo duro pero tal y como pasa hoy en día con el término caña, el cálamo se llama así porque antiguamente se usaba esta palabra para referirse a este tipo de plantas.
La palabra procede del latín calămus (caña, junco, instrumento de escritura, también flauta, varilla), préstamo del griego κάλαμος ("kálamos", junco, cañita), voz que parece compartir raíz con el latín culmus (tallo de los cereales, paja). Es también el origen de palabras como caramelo o calamar.
El término actual (además de al instrumento de escritura,) se refiere más concretamente a la planta conocida como cálamo aromático. Una planta de origen asiático que se ha expandido y naturalizado en los climas templados del hemisferio norte. Prefiere las tierras húmedas y las orillas de aguas estancadas o flujo lento.
Es una planta perenne muy parecida al junco. Llega a alcanzar los 2 metros de altura y sus hojas son grandes y alargadas de un centímetro de ancho por 10 de largo. Cabe destacar el suave aroma que desprende y que le da nombre.
Más allá de ser empleada para fabricar este instrumento de escritura y ciertos tipos de flautas, ha sido usada intensivamente para fines medicinales por sus propiedades alucinógenas, así como para el tratamiento de dolencias glandulares, estomacales e intestinales.
La planta ya fue mencionada en el papiro bíblico VI de Chester Beatty, que data aproximadamente del año 1300 a.C. Los antiguos egipcios raramente mencionaban la planta en contextos medicinales, pero sin duda se utilizaba para hacer perfumes.