Historia del Sacapuntas
Un sacapuntas es un instrumento que se usa para afilar la punta de los lápices. Según el país recibe distintos nombres como afilalápices, taja lápiz, maquinilla, afilador, tajador o afila.
Al escribir con un lápiz, el trazo dejado en el papel es consecuencia directa del desgaste de la mina sobre el mismo. Eso acaba por despuntar al lápiz hasta que llega un momento en que deja de escribir. Su uso se basa en la necesidad de mantener a la mina del lápiz con punta y desprovista de su cubierta de madera.
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Origen del Sacapuntas
Antes de que aparecieran los primeros afilalápices, los lápices eran afilados con pequeños cuchillos o con papel de lija. Algunos lápices como el lápiz de carpintero eran afilados con un cuchillo o navaja (incluso hoy en día) porque son planos y no se les puede sacar punta con un movimiento de rotación.
Quién Inventó el Sacapuntas
Los primeros afilalápices nacieron en Francia. En un libro francés de 1822 se detallaba el funcionamiento de un invento de C. A. Boucher (París) para la fabricación de un sacapuntas. Boucher solía trabajar con pantógrafos (un tipo de regla articulada) y necesitaba mantener la punta de su lápiz para realizar los trazos con precisión. El mecanismo que ideó era completamente funcional, pero nunca llegó a registrar su patente.
Evolución del Afilador
No fue hasta 1828 que el matemático francés Bernard Lassimonne registró la primera patente de un sacapuntas. Su invento disponía unas pequeñas limas de metal orientadas a 90 grados en un bloque de madera y mediante fricción, afilaba la punta requerida. Sin embargo, estas primeras máquinas eran demasiado aparatosas, pesadas y complejas de fabricar, y además el afilado no era más rápido que hacerlo a mano con una navaja.
Cuando Thierry des Estivaux, también francés, mejoró este diseño, es cuando realmente se hicieron populares. Su mejora, que seguimos usando hoy en día, consistió en colocar una cuchilla en una abertura lineal de un orificio cónico. De esa manera, al introducir el lápiz y girarlo, conseguimos extraer un lasca que sale por dicha abertura en forma de viruta.
Aunque fue una mejora importante en el diseño, no fue hasta 1851, que un estadounidense llamado Walter K. Foster rediseñó el instrumento para poder producirlo en serie fácilmente.
No obstante, todos estos modelos tenían una desventaja: necesitaban que el usuario mantuviera firme el afilador y rotara el lápiz o al revés, algo que hacía que la punta se rompiera a menudo. Al darse cuenta del problema, muchos intentaron resolverlo sin mucho éxito.
El primero en conseguirlo fue el A.B. Dick Planetary Pencil Pointer inventado en 1896. Tenía dos discos de fresado que giraban alrededor de sus respectivos ejes mientras giraban a su vez, alrededor de la punta del lápiz. Este sistema estaba encapsulado y sostenía al lápiz cuando se giraba la manivela del afilador.
El invento continuó evolucionando en 1904, cuando la compañía Olcott Climax mejoró el anterior diseño reemplazando los discos de fresado por cabezales de corte cilíndricos con un filo en espiral en la superficie. Los primeros sacapuntas eléctricos surgieron en 1910, pero no estuvieron disponibles a la venta hasta 1940. Pocas han sido las mejoras de este instrumento más allá de los materiales para su fabricación.
Tipos de Sacapuntas
Existe cierta variedad de afiladores debido a las distintas necesidades de uso y los diferentes entornos de trabajo. Intentaremos enumerar los más importantes:
Escolar
Son aptos para uso infantil y también son los más frecuentes. Funcionan mediante la cuchilla y el orificio cónico que comentábamos antes. Suelen tener forma de caja o prisma y están fabricados de plástico o metal (más recomendable para evitar roturas). Algunos disponen de un contenedor o depósito para librarse de tener que deshacerse de las virutas en una papelera. Los más completos incluyen también una goma para convertirse en el compañero perfecto del lápiz.
De Manivela
Son aquellos afiladores mecánicos operados mediante una manivela que al girarla, sacaban punta. Hay poco modelos actuales, pero fueron comunes durante el siglo XX. Su robustez, durabilidad y mecanismo, los ha convertido en objetos de coleccionismo.
Su volumen y peso, hacía que frecuentemente estuviesen fijados a mesas y escritorios y era común encontrarlos en oficinas, bibliotecas y escuelas. La punta obtenida con esta herramienta era mejor que con los modelos portátiles, ya que dejaba una punta uniforme y lisa.
De Horquilla
También llamados de herradura haciendo mención a la forma de su asa, esos afiladores eran prácticamente una cuchilla con un mango en forma de “U” que permitía sacar punta de forma más fácil y precisa que un cuchillo. Su fiabilidad los hizo populares hasta finales del siglo XX, pero los inconvenientes de dejar muescas en la punta y tener una cuchilla afilada al descubierto, hicieron que rápidamente desaparecieran con el cambio de siglo.
Eléctrico
Son afiladores de lápiz que contienen un motor eléctrico (a pilas o enchufable) que realiza la rotación de los modelos de manivela de forma totalmente automática. Normalmente el mecanismo se activa al introducir el lápiz y presionar. Algunos modelos incluso, controlan la velocidad de rotación según la fuerza ejercida. Sus grandes ventajas son la rapidez y comodidad de uso.
Especiales
La forma de algunos lápices hacen difícil su afilado. Los lápices de carpintero, por ejemplo, suelen ser afilados mediante un cutter o navaja, pero existen modelos de sacapuntas especializados con un adaptador en el orificio para que el lápiz encaje perfectamente y pueda sacarse punta de forma normal. También existen sacapuntas con una abertura mayor para los lápices gruesos y los de sección triangular.